CIUDAD DE MÉXICO (apro).-Tres documentos pictográficos que pueden considerarse continuación de la Tira de la Peregrinación o Códice Boturini y que entre otros temas abordan y ubican otra fecha para la fundación de Tenochtitlan, fueron recuperados por el INAH, se trata de los Códices de San Andrés Tetepilco que datan de finales del siglo XVI e inicios del XVII.
Autentificados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ahora formarán parte de la Colección de Códices Mexicanos de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.
Los tres documentos obtenidos son el Mapa de la fundación de Tetepilco, el Inventario de la iglesia de San Andrés Tetepilco y la Tira de Tetepilco. En total 20 láminas plisadas en biombo.
El Mapa de la fundación de Tetepilco contiene información histórico-geográfica, incluidos registros, coincidentes con ubicaciones reales de los topónimos de Culhuacan, Tetepilco, Tepanohuayan, Cohuatlinchan, Xaltocan y Azcapotzalco.
En el segundo tanto registra una lista de los bienes de dicho templo, entre ellos: cinco trajes rojos, probablemente prendas usadas por un sacerdote, instrumentos de viento, una silla de mano, estandartes y representaciones de imágenes religiosas.
Y en la última parte, la historia de Tenochtitlan en cuatro temas: la fundación de la ciudad, en 1300 (lo que implica un desfase de 25 años respecto al año que conoce como tal, en 1325 ); el registro de los señores que la gobernaron en tiempos prehispánicos; la llegada de los españoles, en 1519, y el periodo virreinal, hasta 1611.
Así lo dio a conocer dicho instituto en conferencia de prensa en el Museo Nacional de Antropología y más tarde mediante un extenso comunicado, con presencia de Baltazar Brito Guadarrama, titular de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia; Rodrigo Martínez Baracs, investigador de la Dirección de Estudios Históricos del INAH; María Castañeda de la Paz, académica del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM; y Michel Oudijk, también estudioso del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.
Dicha adquisición fue además calificada como un “hito comparable con la autenticación como prehispánico, del Códice Maya de México (antes Grolier), hace seis años”.
“En este caso, son códices que preservan la tradición escritural mesoamericana y refieren a la fundación de San Andrés Tetepilco, así como su ingreso a un nuevo orden sociopolítico, en las primeras décadas del virreinato. ?Estos tres documentos se suman a los 200 códices mesoamericanos –de los aproximadamente 550 que se reconocen en el mundo– bajo custodia de la BNAH, y que desde 1997 son parte de la Memoria del Mundo, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura”. ?
La obtención
La adquisición fue posible a través del Patronato INAH AC, y se reconoció a patrocinadores, “entre personas y empresas comprometidas” con la conservación y patrimonio nacional, “cuya voluntad permitió reunir 9.5 millones de pesos (más IVA) para obtener este corpus documental, que permaneció por generaciones en manos de una familia, la cual pidió guardar el anonimato”.
San Andrés Tetepilco se ubica al sureste de la Ciudad de México, en la alcaldía Iztapalapa, en los periodos a los que hacen referencia los tres documentos, y estuvo bajo la jurisdicción de Iztacalco.
En referencia a uno de los tres documentos, la “Tira de Tetepilco”, se indicó que, junto con la Tira de la Peregrinación o Códice Boturini, contiene aproximadamente el mismo lapso contenido en el Códice Aubin, el cual abarca de 1064 a 1607.
En relación a la obtención del Códice de Tetepilco, los académicos del INAH detallaron que hace unos 15 años, a invitación de un cronista de Azcapotzalco, fueron a un domicilio particular en donde vieron en un monitor las pictografías.
Y desde entonces, hasta hace dos años autoridades de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia pudieron verlos y gestionar un estudio para confirmar su autenticidad mediente un análisis de composición por parte de expertos del Instituto de Física de la UNAM y la Coordinación Nacional de Conservación del Patriomonio del INAH.
Los resultados arrojaron que fueron hechos en papel amate al que se le aplicó una capa de yeso, laca cochinilla, tintas obtenidas de plantas y carbón, e índigo para obtener los rojos, amarillos ocre, negro y azul.