La comunidad internacional sigue preocupada por una posible operación terrestre israelí en la ciudad de Rafah. Australia, Nueva Zelanda y Canadá emitieron un comunicado conjunto este jueves advirtiendo sobre ese plan. El Secretario General de la Liga de los Estados Árabes lo calificó de “insensato”.
Rafah, localidad fronteriza con Egipto, alberga en estos momentos a cerca de 1.3 millones de personas, la mayoría de los habitantes del enclave palestino. Sin embargo, a medida que los bombardeos sobre la ciudad se han intensificado en los últimos días, algunos de ellos han optado por partir.
Hace varias semanas, Ahmed, su esposa y sus hijos habían encontrado refugio en Rafah. Habían logrado alquilar un pequeño apartamento que compartían con otra familia. El espacio era limitado, pero tener un verdadero hogar era un lujo, ya que muchos desplazados se veían obligados a vivir bajo carpas.
Pero la escasa seguridad que Ahmed había encontrado en Rafah ha desaparecido. Los combates se han acercado a la ciudad y, a su vez, el ejército israelí se ha retirado del centro de la Franja de Gaza. Esta semana finalmente decidió regresar a casa. Una decisión que Ahmed no es el único en tomar.
Después de un éxodo hacia la ciudad más al sur del enclave, muchos palestinos ahora están regresando a las localidades más al norte. Pero el viaje es complicado y arriesgado, ya que la única carretera transitada ocasionalmente está siendo bombardeada.
La gasolina es escasa. Para recorrer 15 kilómetros, Ahmed tuvo que pagar 275 dólares. Alrededor de su hogar, aún puede encontrar algunos comercios que le permiten abastecerse de alimentos.
Pero los precios han aumentado drásticamente: asegura que se han multiplicado por cinco o diez. Desde su casa, Ahmed escucha los bombardeos y relata.
Pasamos nuestros días esperando, pero no sabemos qué esperamos. Una familia entera puede desaparecer de un solo golpe.