Usar pantallas, ya sea para jugar videojuegos, entretenerse, trabajar o comunicarse, es algo que no se puede evitar hoy en día y muchas veces se deja de lado el impacto de la luz azul emitida por los dispositivos electrónicos; algunos expertos sostienen que tiene efectos significativos sobre nuestra salud, en particular sobre nuestros patrones de sueño, pues es caracterizada por una alta energía y una longitud de onda corta.
La Sleep Fundation explica que, emitida por el sol, así como por luces LED y fluorescentes, esta luz tiene la capacidad de influir en nuestro estado de alerta, en la producción hormonal y en los ritmos circadianos, que regulan funciones como el sueño. La luz, especialmente la azul, juega un rol crucial en la sincronización de estos ritmos. Durante el día, puede ser beneficiosa, aumentando nuestro rendimiento y atención.
Te puede interesar:
3 consejos para conciliar el sueño en temporada de calor
¿La luz azul de las pantallas altera el sueño?
Un desajuste crónico en los ritmos circadianos no solo afecta la calidad del sueño, sino que también puede conllevar problemas de salud más graves, como trastornos metabólicos y enfermedades mentales, incluida la depresión. Afortunadamente, existen maneras de mitigar los efectos de la luz azul. El método más directo es limitar la exposición nocturna apagando dispositivos electrónicos y utilizando iluminación menos intensa. Los lentes que bloquean la luz azul también son una opción.
Establecer rutinas como apagar dispositivos electrónicos unas horas antes de dormir, utilizar lámparas con luz roja o naranja, y ajustar el brillo de las pantallas son pasos sencillos pero efectivos. Además, existen aplicaciones que pueden ayudar a reducir la emisión de luz azul de los dispositivos.
¿La luz azul realmente afecta los ciclos de sueño?
Recientes investigaciones han puesto en duda que en realidad tengan un efecto negativo. El sitio Wink Sleep señala que la teoría de que la luz azul afecta negativamente el sueño se originó en la década de 1990, pero un meta análisis reciente agrupó varios estudios sobre el tema y encontró que, en promedio, el tiempo adicional que toma dormir después de usar una pantalla brillante es de apenas 1.34 minutos.
Estos hallazgos desafían la noción popular de que la luz azul de las pantallas es una causa principal de los trastornos del sueño. Aunque es cierto que la luz azul puede influir en nuestros ritmos circadianos, la intensidad de la luz de las pantallas es generalmente demasiado baja para tener un efecto notable.