Miles de mexicanos salieron este lunes bajo la lluvia de la capital para reclamar respuestas al presidente Andrés Manuel López Obrador, en su último año de Gobierno, por la masacre acontecida en Ciudad de México el 2 de octubre de 1968 contra cientos de estudiantes por protestar contra la Administración de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970).
Cerca de 4,500 personas, según cifras oficiales del Gobierno de Ciudad de México, marcharon desde la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, donde ocurrió la matanza, hasta el Zócalo frente al Palacio Nacional, en el que desde 2018 reside el presidente mexicano.
La Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la capital desplegó a cientos de policías, quienes confrontaron a los manifestantes en algunos puntos del recorrido, ante la presencia de encapuchados que realizaron pintas en muros y arrojaron piedras a negocios del Centro Histórico.
A los policías además de arrojarles piedras, les lanzaron cócteles molotov.
La marcha conmemora 55 años de la muerte de más de 300 estudiantes en una masacre del Ejército y su grupo paramilitar “Batallón Olimpia” contra una manifestación pacífica, que ocurrió 10 días antes de los Juegos Olímpicos de México 1968.
Delfina de la Cruz, una mujer que perdió a su hijo hace nueve años y que desconoce su paradero, quiso apoyar a los manifestantes porque ni México ni los mexicanos se merecen lo que les está pasando, dijo.
“Queremos saber dónde están nuestros hijos y que el Gobierno entregue lo que falta de la investigación para que se aclaren las cosas”, denunció a EFE.
El actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, creó una Comisión para la Verdad sobre la “Guerra sucia” para esclarecer el periodo de represión en México entre la décadas de 1960 y 1990, que incluye este episodio.
Una estudiante, que no quiso revelar su nombre, remarcó que desde hace muchos años el Gobierno no ha dado ningún tipo de respuesta a lo ocurrido hace más de cinco décadas.
“Si no ha podido dar la respuesta a los 43 compañeros desaparecidos hace 9 años, imagina dar respuesta a algo que ocurrió hace 55 años. Es algo que se debería de haber hecho hace mucho tiempo. Por eso la lucha sigue y seguirá”, expresó a EFE.
La militarización sin cambios
Obrador aclaró este lunes que México cuenta con un Ejército leal, sobre todo al pueblo y a las instituciones y explicó que las Fuerzas Armadas cumplen con cinco misiones, entre ellas la seguridad de la nación y la interior, incluyendo guiar a la Guardia Nacional.
Pero esto se contradice debido a que el presidente respaldó una reforma constitucional para que las Fuerzas Armadas realicen tareas de seguridad pública hasta 2028, pese a su promesa de campaña de devolverlas a los cuarteles.
Aún así, el mandatario afirmó que, desde hace tiempo, la academia militar imparte materias sobre derechos humanos y el uso correcto de la fuerza para evitar la represión y que el ejército “no debe mancharse por los errores de algunos elementos”, aseveró.
Un estudiante del colectivo “Red comunitaria integral vive y resistencia” de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional subrayó que la militarización sigue estando presente en el país.
“Hay muchos intereses en juego por parte del Gobierno porque un gran porcentaje del presupuesto del propio producto interno bruto (PIB) del país va para los propios militares. El Gobierno tiene que establecer prioridades, si quiere un país violento militarizado, sin una educación y una juventud consciente”, subrayó.
Pero el joven estudiante opinó que el Estado sigue siendo el mismo y que la actual Administración puede prometer una cosa u otra, pero el Ejército se mantiene con el mismo o mayor poder que antes.
Los activistas también recordaron el noveno aniversario de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa el 26 de septiembre de 2014, con pancartas como “No estamos todos. Nos faltan 43”, un “crimen de Estado” en el que participaron autoridades de todos los niveles, incluyendo el Ejército, según reconoció el Gobierno.
El Secretario de Gobierno de la Ciudad de México, Ricardo Ruiz, anunció saldo blanco al final de la movilización.