El martes se pusieron a la venta las entradas para visitar Venecia a partir de abril, en el marco de una prueba destinada a controlar la creciente cantidad de turista que abarrotan la ciudad lacustre.
La entrada por el día cuesta 5 euros (5.45 dólares) y será válida de 8:30 a 16:00, hora local.
La nueva tarifa de entrada diaria entrará en vigor a partir del 25 de abril, fiesta nacional en Italia. Se necesitarán entradas para los 10 días siguientes y, a partir de entonces, para la mayoría de los fines de semana hasta mediados de julio.
Los visitantes deberán pagar por Internet y obtendrán un código QR que les dará acceso durante un día.
A quien se sorprenda sin entrada se le impondrá una multa de entre 50 euros y 300 euros.
Las restricciones no se aplicarán a las islas menores de la laguna, como Murano, famosa por su industria del vidrio.
Los residentes y los nacidos en Venecia, así como los estudiantes, trabajadores y propietarios de viviendas en la ciudad, estarán exentos de pagar y reservar una franja horaria.
Los visitantes menores de 14 años y los turistas con reserva de hotel deberán registrarse y obtener un código QR, pero el acceso para ellos será gratuito.
No habrá límite en el número de personas que entren en la ciudad, al menos al principio, mientras las autoridades municipales estudian la eficacia del sistema.
El turismo de masas y las inundaciones son desde hace tiempo un problema para la frágil ciudad, conocida por sus pintorescos canales, iglesias y plazas.
El año pasado, el organismo cultural de las Naciones Unidas, la UNESCO, amenazó con incluir Venecia en su lista de Patrimonio Mundial en Peligro, acusando a Italia de no hacer lo suficiente para proteger a la ciudad del impacto del cambio climático y el turismo de masas.
Más tarde retiró la amenaza tras dar el visto bueno a los esfuerzos italianos por resolver estos problemas mediante el sistema antiinundaciones MOSE y la introducción de la tasa de entrada.