Al menos 16 religiosos (un obispo, seis monseñores, siete párrocos y dos seminaristas) han sido detenidos en Nicaragua desde el pasado 20 de diciembre, denunciaron periodistas, opositores y la propia iglesia católica en el país, gobernado por la dupla de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo.
El sábado fueron detenidos cinco sacerdotes de la Arquidiócesis de Managua, denunció el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, y la abogada e investigadora exiliada Martha Patricia Molina.
Los sacerdotes nicaragüenses detenidos entre la noche del viernes y lo que va de este sábado son Silvio Fonseca, Mykel Monterrey, Raúl Zamora, Gerardo Rodríguez y Miguel Mántica, todos de la Arquidiócesis de Managua, según un reporte de Molina, autora del estudio ‘Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?’.
“La dictadura sandinista ha desatado esta semana una feroz cacería contra los sacerdotes llevando a la cárcel a varios de ellos, que vienen a añadirse a dos obispos que ya estaban presos”, señaló, por su lado, Báez, a quien el papa Francisco ordenó dejar Nicaragua en 2019 por motivos de seguridad, en medio de tensiones entre el Gobierno del presidente Daniel Ortega y la Iglesia católica.
Báez, quien reside en Miami y a quien las autoridades declararon “traidor a la patria” y despojaron de su nacionalidad, dijo a través de la red social X (antes Twitter) que “sigue la furia de la criminal dictadura de Ortega desatada contra la Iglesia”.
El jerarca exiliado rogó “a los obispos y a las conferencias episcopales del mundo que no nos abandonen en este momento, que oren por la Iglesia de Nicaragua y se solidaricen y alcen su voz denunciando esta persecución de la dictadura contra nuestra Iglesia”.
Según la investigadora Molina, “el sandinismo está crucificando el clero de la Arquidiócesis de Managua”, que dirige el cardenal nicaragüense, Leopoldo Brenes -que no se ha pronunciado sobre esos arrestos-, y se preguntó: “¿Qué dirán ahora los católicos sandinistas?”.
A su juicio, la “dictadura sandinista está preparando un destierro o una acusación penal masiva de religiosos”, al igual como ocurrió en octubre pasado cuando el Gobierno excarceló a otros 12 sacerdotes que mantenía en prisión y los envió al Vaticano.
La semana pasada, las autoridades detuvieron al obispo Isidoro Mora, a dos sacerdotes y a dos seminaristas. Y esta semana han encarcelado a otros nueve curas, siete de ellos de la Arquidiócesis de Managua.
Ni el Gobierno ni la Policía Nacional han confirmado o negado la presunta detención de los religiosos, excepto la del obispo Rolando Álvarez, quien el 10 de febrero pasado fue condenado a 26 años y 4 meses de prisión, despojado de su nacionalidad, y suspendidos sus derechos ciudadanos de por vida por delitos considerados traición a la patria.
Esa condena fue dictada un día después de que Álvarez rechazó subirse a un avión que lo iba a llevar, junto con otros 222 excarcelados políticos nicaragüenses, hacia Estados Unidos, lo que provocó la indignación del presidente Ortega, quien en cadena nacional lo calificó de “soberbio”, “desquiciado” y “energúmeno”.
De acuerdo con una encuesta publicada por Confidencial y elaborada por CID Gallup, el 72% aseguró estar en contra de la condena a Álvarez, mientras que solo el 9% consideró que éste es culpable.
El medio realizó su propio recuento de los religiosos detenidos y señaló que la mayor parte de las detenciones ocurrió la noche del 29 y la mañana del 30 de diciembre, en las que fueron detenidos seis religiosos, seis de Managua y dos de Chinandega.
Apuntó que monseñor Silvio Fonseca, de la Arquidiócesis de Managua, fue privado de su libertad por policías, quienes habían asediado por horas la iglesia en la que se encontraba. Ese mismo día fue detenido monseñor Miguel Mántica Cuadras, párroco de la Iglesia Francisco de Asís, en Bolonia, Managua. Confidencial señala que ambos han sido críticos de las actuaciones del gobierno orteguista.
También fueron detenidos los sacerdotes Mykel Monterrey (Managua); Raúl Zamora (Managua); Gerardo Rodríguez (Managua); Jader Hernández (Nejapa); Ervin López (Chinandega) y monseñor Jaime Ramos (Chinandega).
En la lista se encuentran el sacerdote Fernando Calero (Matagalpa) y monseñor Marcos Díaz Prado (Chinandega). En días previos fueron detenidos monseñor Carlos Avilés, vicario general de la Arquidiócesis de Managua; el sacerdote Héctor Treminio (Managua); Pablo Villafranca (Nindirí, Masaya).
Los primeros detenidos, el pasado 20 de diciembre, fueron el obispo de la diócesis de Siuna, monseñor Isidoro del Carmen Mora Ortega y los seminaristas Alester Sáenz y Tony Palacios. El día previo, el sacerdote pidió en su homilía por el obispo Rolando Álvarez.
Han sido liberados bajo vigilancia el sacerdote Jader Guido, segundo vicario de la catedral San Pedro Apóstol de Matagalpa, y monseñor Óscar Escoto Salgado.
“La dictadura de los Ortega M. pretende desarticular a la Iglesia católica”, sostuvo la legendaria guerrillera sandinista Dora María Téllez a través de la red social X.
Téllez, que formó parte del primer Gobierno sandinista (1979-1990), dijo que para Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, la tradicional procesión de Jesús Sacramentado, que son convocadas para el primero de enero y a la que generalmente acuden miles de católicos, “es una amenaza”.
“El miedo y la paranoia los dirige”, puntualizó Téllez, para quien la “estrategia de la dictadura de los Ortega Murillo es desarticular la Iglesia católica por completo” y “dejar las parroquias sin sacerdotes”.
(Con información de EFE y Aristegui Noticias)