BELÉN, Cisjordania (AP) — Belén se prepara para una Navidad apagada, sin las luces festivas ni el habitual árbol de Navidad que se eleva sobre la plaza del Pesebre. Las autoridades del lugar de nacimiento tradicional de Jesús decidieron suspender las celebraciones debido a la guerra entre Israel y Hamás.
La cancelación de las fiestas navideñas, que suelen atraer a miles de visitantes, supone un duro golpe para la economía de la ciudad, dependiente del turismo. Pero el festejo alegre es insostenible en un momento de inmenso sufrimiento de los palestinos de la Franja de Gaza, declaró la alcaldesa Hana Haniyeh.
La economía se está hundiendo”, declaró Haniyeh a The Associated Press el viernes. “Pero si lo comparamos con lo que le está pasando a nuestro pueblo y a Gaza, no es nada”.
Más de 18.700 palestinos han muerto y más de 50.000 han resultado heridos durante la devastadora ofensiva aérea y terrestre de Israel contra los gobernantes de Hamás en Gaza, según las autoridades sanitarias del lugar, mientras que alrededor del 85% de los 2,3 millones de residentes del territorio han sido desplazados. La guerra se desencadenó tras el ataque de Hamás el 7 de octubre contra el sur de Israel, en el que los combatientes mataron a unas 1.200 personas, la mayoría civiles, y tomaron más de 240 rehenes.
Desde el 7 de octubre, el acceso a Belén y a otras ciudades palestinas de Cisjordania ocupada por Israel ha sido difícil, y hay largas filas de automovilistas esperando para pasar los controles militares. Las restricciones también han impedido a muchos palestinos salir del territorio para trabajar en Israel.
Los dirigentes municipales se preocupan por las repercusiones de los cierres en la pequeña economía palestina de Cisjordania, que ya está sufriendo una drástica caída del turismo desde el comienzo de la guerra. El sector turístico palestino ha sufrido pérdidas de 2,5 millones de dólares al día, que ascenderán a 200 millones de dólares a finales de año, declaró el miércoles el ministro palestino de Turismo.
Las celebraciones navideñas anuales en Belén —compartidas entre las religiones armenia, católica y ortodoxa— suponen un gran impulso para la ciudad, donde el turismo representa el 70% de sus ingresos anuales. Pero las calles están vacías esta temporada.
La mayoría de las grandes compañías aéreas han cancelado sus vuelos a Israel, y más de 70 hoteles de Belén se han visto obligados a cerrar, lo que ha dejado sin trabajo a unos 6.000 empleados del sector turístico, según Sami Thaljieh, director del hotel Sancta Maria.