La Comisión Europea prohibió el uso de purpurina a partir del próximo 11 de octubre, como parte de las medidas y estrategias tomadas en su programa de “Protección del medio ambiente y la salud“. Esto, debido a que es considerada un microplástico y por tanto altamente contaminante.
Pero, ¿qué es la purpurina?
La purpurina es uno de los nombres que recibe la brillantina o glitter que se encuentra en diversos productos, desde el esmalte de uñas y maquillaje, hasta tarjetas de felicitación y adornos navideños. Sin embargo, al ser un microplástico, forma parte de la categoría más amplia de contaminantes en el planeta.
De acuerdo con Joel Baker, experto en contaminación marina y científico ambiental de la Universidad de Washington Tacoma, la purpurina, glitter o brillantina es un microplástico en tanto que tiene un tamaño menor a 5 milímetros y está elaborado de polímeros sintéticos. Dos características señaladas como propias de los microplásticos.
“La purpurina suele estar hecha de un plástico llamado tereftalato de polietileno (PET), el cual es recubierto con aluminio para crear una superficie reflectante. No obstante, algunas brillantinas pueden contener cualquier cantidad de materiales que sean brillantes, con color o iridiscentes”, dijo Robert C. Hale, científico ambiental y profesor del Instituto de Ciencias Marinas de Virginia al sitio Discover.
Hale también señaló que la elaboración de este glitter también puede incluir otros tipos de polímeros además del PET, e incluso minerales como la mica.
¿Cómo impacta la purpurina al medio ambiente y a la salud?
Dado que la purpurina es un microplástico y está hecha en una variedad de materiales, formas y tamaños, ésta exhibe diferentes grados de erosión, lo que significa que es difícil establecer su impacto general, mencionó Hale.
Sin embargo, un artículo de 2019 publicado en Marine Pollution Bulletin reveló que la brillantina puede ser una fuente importante de microplásticos en el medio ambiente y convertirse en un peligro para varios organismos. Además, de que según el Programa de Desechos Marinos de la NOAA también dijo que la brillantina puede contribuir a los desechos marinos.
Por su parte, la Sociedad Argentina de Pediatría aseguró que la purpurina puede ser fácilmente inhalada junto con el aire que ingresa a las vías respiratorias.
Al tratarse de partículas muy pequeñas, una vez inhaladas las partículas llegan a los bronquiolos y alvéolos. Al llegar a zonas tan profundas de los pulmones, la purpurina produce un efecto que dificulta el paso del aire a la sangre, afectando a todos los órganos, particularmente a aquellos que consumen más oxígeno, como son el cerebro, corazón y riñones.
Impacto de los microplásticos a la salud y al ambiente
Los microplásticos que llegan al océano pueden ser confundidos con huevos de peces y ser ingeridos por la fauna marina. Estas pequeñas partículas pueden quedar atrapadas en el estómago de las especies, provocándoles desnutrición y pérdida de peso.
También pueden causar tasas de alimentación reducidas y tasas de reproducción más bajas en algunas especies. Sin embargo, el grado de estos efectos suele variar entre especies y etapas de su ciclo de vida.
En algunos casos, las especies afectadas suelen ser para consumo humano, por lo que los microplásticos terminan al interior del cuerpo. A pesar de ello, los niveles son bajos. Un estudio publicado en Environmental Science & Technology Letters encontró que la concentración de microplásticos encontrados en las muestras de heces era significativamente mayor entre los bebés que entre los adultos, lo que sugiere que los bebés generalmente están expuestos a niveles más altos de microplásticos.
No obstante, los expertos sostienen que aún es poco el conocimiento sobre los efectos de los microplásticos a la salud humana, por lo que es necesario continuar estudiándola.