Un factor poco conocido responsable de causar obesidad y sobrepeso en las personas son los obesógenos. Unas sustancias químicas que se encuentran en una gran variedad de productos usados en la vida cotidiana e incluso en el aire.
Pero, ¿qué son los obesógenos?
Los obesógenos o disruptores endócrinos son sustancias químicas que una vez que se introducen en el organismo, a través de las distintas vías de entrada, pueden perturbar los procesos fisiológicos normales de una persona.
¿Por qué estas sustancias engordan?
Los obesógenos no engordan a las personas por sí mismos, pero sí generan las condiciones que promueven el exceso de peso. Estos compuestos, que pueden encontrarse en la naturaleza o ser producidos por el hombre, son responsables de alterar la función normal del tejido adiposo, lo que provoca un aumento del contenido graso de las células y aumenta el tamaño de las células lipídicas, asegura María Elena Lora Maciá de la Universidad de las Islas Baleares en España.
Esto causa un desequilibrio energético, un aumento de las calorías y una alteración de los distintos mecanismos del organismo encargados de regular la saciedad y el apetito, indicó la experta.
Por su parte, un artículo publicado en el sitio especializado The Conversation sostiene que, la exposición a sustancias obesógenas puede alterar la acción de hormonas, como las sexuales o las tiroideas relacionadas con la diferenciación de las células adiposas, la ganancia del peso y el metabolismo.
Además, el microbiota intestinal también puede verse afectada por la acción de estos compuestos, ya que el deterioro de los millones de bacterias que regulan la absorción de lípidos, puede provocar enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2 o la obesidad.
Los potenciales efectos de los obesógenos varían según el momento en el que se produce la exposición. No obstante, las fases más vulnerables son las más tempranas de la vida: la etapa fetal y la primera infancia, cuando el desarrollo es muy rápido y coordinado.
Ejemplos de obesógenos
Algunas de estas sustancias químicas estudiadas como posibles obesógenos se encuentran en productos de la vida cotidiana, asegura Lora Maciá. Un ejemplo de ellos son los plastificantes con el que se realizan multitud de envases, el revestimiento de las latas de conserva, juguetes, cosméticos, filtros solares, perfumes, algunos materiales de uso sanitario, insecticidas, etcétera.
Por tanto, las personas pueden estar en contacto con estas sustancias a través de la ingesta (dieta), por contacto o mediante inhalación de aire contaminado.
Por su parte, The Conversation, señala que actualmente existen cerca de 50 productos químicos catalogados como obesógenos o potenciales obesógenos.
Entre ellos están:
- El bisfenol A
- Los bifenilos policlorados
- Los ftalatos
- Los éteres de polibromodifenilos
- Las sustancias perfluoroalquiladas
- Las sustancias polifluoroalquiladas
- Los parabenos
- La acrilamida
- Los alquilfenoles
- El dibutilestaño
- Cadmio
- Arsénico
¿Cómo limitar el contacto con obesógenos?
A pesar de su prevalencia en el medio ambiente, existen algunas medidas que pueden seguirse para reducir sus efectos. Éstas son:
- No fumar
- Disminuir el consumo de alimentos y bebidas envasados
- Reducir el uso de plásticos, así como de ciertos cosméticos y lociones
- Limitar el consumo de alimentos con pesticidas
- Reciclar y reutilizar todo lo que podamos