AUSTIN, Texas, EU (AP) — Un hombre de raza blanca de Texas que mató a tiros a 23 personas en un Walmart en 2019 tras despotricar que los hispanos se iban a apoderar del gobierno y la economía ha accedido a pagar más de 5 millones de dólares a las víctimas del ataque racista, de acuerdo con una orden firmada por un juez el lunes.
Patrick Crusius fue sentenciado en julio a 90 cadenas perpetuas consecutivas tras declararse culpable de cargos federales de delitos de odio tras una de las peores masacres en la historia de Estados Unidos. Los registros judiciales muestran que sus abogados y el Departamento de Justicia llegaron a un acuerdo sobre el monto de la restitución, que luego fue aprobado por el juez federal de distrito David Guaderrama.
No hay indicios de que Crusius, de 25 años, posea bienes importantes. Tenía 21 años y había abandonado sus estudios superiores cuando, de acuerdo con la policía, condujo más de 1.100 kilómetros (700 millas) desde su casa cerca de Dallas para atacar a hispanos con un fusil tipo AK dentro y fuera de la tienda. Momentos antes del ataque, Crusius publicó una diatriba racista en línea en la que advertía sobre una “invasión” hispana de Texas.
En una ocasión trabajó en una sala de cine, un empleo que sus abogados han dicho se vio obligado a abandonar porque estaba teniendo pensamientos violentos.
Crusius se declaró culpable en febrero después de que los fiscales federales retiraran la posibilidad de que se le aplicara la pena de muerte. Pero los fiscales de Texas han dicho que intentarán que sea condenado a muerte cuando sea juzgado en un tribunal estatal. Aún no se ha fijado la fecha de ese juicio.
Según el acuerdo entre Crusius y el gobierno, el agresor pagará 5.557.005,55 dólares.
Dean Reckard, cuya madre Margie Reckard fue asesinada en la balacera, dijo que él eligió no ser incluido en la indemnización, y se mostró escéptico de que alguien sentenciado a prisión de por vida pueda realmente pagar millones de dólares.
“Nadie puede traer de vuelta jamás a las personas que se perdieron, incluida mi madre”, comentó Reckard. “No puedes ponerle un precio a la vida de alguien. Vamos a estar sin las personas en nuestras vidas para siempre, y ahora él sólo está sentado tras las rejas, y de todas formas seguirá vivo, así que aquí no se gana nada”.
Joe Spencer, abogado de Crusius, y un portavoz del Departamento de Justicia no respondieron de momento a mensajes que les fueron enviados el lunes.
En enero, el Departamento de Justicia propuso cambios a la forma en que gestiona las cuentas de depósito de los presos federales, en un intento por garantizar el pago de indemnizaciones a las víctimas, incluidos algunos presos connotados que tienen grandes saldos. La medida se implementó luego de que el Departamento de Justicia fue objeto de mayor escrutinio después de darse a conocer que varios reclusos notorios mantenían grandes sumas de dinero en sus cuentas de prisión, pero sólo hicieron pagos mínimos a sus víctimas.
El ataque de 2019 fue el más mortífero de una docena de masacres en Estados Unidos vinculadas a delitos de intolerancia desde 2006, según una base de datos recopilada por The Associated Press, el periódico USA Today y la Universidad del Noreste.
Antes de su ataque, Crusius parecía inmerso en el debate sobre la inmigración en el país, y tuiteó “construyan el muro” y otros mensajes en los que elogiaba las políticas fronterizas intransigentes del entonces presidente Donald Trump. Fue más allá en las palabras que publicó antes de la masacre, cuando aseveró que los hispanos iban a tomar el control del gobierno y la economía.