Dentro de la herbolaria mexicana existen diversos remedios caseros que pueden servirte para aliviar diversas dolencias, las cuales pueden ir desde gripes y congestiones nasales hasta problemas como dolor de huesos, calambres e incluso torceduras, para lo cual puedes aplicar pomadas especiales de hierbas curativas sobre la zona afectada, aunque lo que pocos saben es que el mezcal también puede ayudar a combatir el malestar ocasionado por golpes o los llamados “malos movimientos”, los cuales muchas veces se dan mientras estás acostado o en estado de reposo.
¿Cómo puedes usar el mezcal para aliviar los golpes y torceduras?
Aunque es posible que a muchas personas les encante el sabor y los efectos del mezcal, la manera de utilizarlo para aliviar el dolor es aplicándolo directo sobre la piel, específicamente dando masajes que vayan aumentando de manera gradual su intensidad, de manera que se empieza con una sobada suave para ir aumentado la presión, esto claro está, hasta un nivel aceptable para el paciente.
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De acuerdo con un artículo de la “Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana de la UNAM”, en la antigüedad, los hueseros utilizaban el mezcal para aliviar dolores de espalda y pies, para lo cual untaban un poco de la bebida alcohólica en la zona afectada, presuntamente para inducir un adormecimiento y por ende, un alivio.
¿Por qué el mezcal alivia el dolor muscular?
Hay que tomar en cuenta que el uso ancestral del mezcal para tratar dolencias deviene de la tradición de las curanderas que antes no contaban con sofisticados medicamentos para aliviar los malestares, por lo cual recurrían a lo que se tenía a la mano para crear cremas o sustancias que les permitieran pasar la noche a los enfermos.
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Y dentro de todos estos remedios caseros destaca el mezcal y su uso terapéutico al mezclarse con hierbas y al aplicarse en su forma más pura, algo que incluso puede ayudarte a destensar los músculos y evitar problemas de circulación, sin mencionar, que, incluso, esta bebida alcohólica es utilizada en el ritual de “curar el espanto”, algo que lo hace un elemento básico en el botiquín de las personas afectas de las curaciones ancestrales.