Tehuantepec, Oax.- “El premio es un incentivo para seguir creando”, dice en entrevista Juan Pablo Villalobos, cineasta zapoteca de Tehuantepec y director de “Xquipi/ombligo”, ganador del mejor cortometraje de ficción en el Festival Internacional del Cine de Morelia (FICM).
Contento y emocionado por el reconocimiento internacional, Juan Pablo Villalobos agradeció a todo su equipo de trabajo, compuesto por personas nativas del Istmo de Tehuantepe,c como Gabriela Espinoza, Kandy Mijangos, Frank Martínez, Azucena Desales, Juan Cortazar, Hugo Ramírez, Julio Bustillo, César Taboada y el maravilloso maestro Julio Fuentes De La Rosa, a quien agradeció por su hermosa actuación.
Juan Pablo dijo que “El ojo” es un premio con mucho prestigio que otorga un jurado compuesto por críticos y programadores de cine internacional, la mayoría de quienes lo han obtenido son cineastas que están muy activos en la escena nacional contemporánea, desde quienes hacen películas independientes hasta quienes trabajan en la industria.
El cortometraje Xquipi– película de ficción de 29 minutos- fue escrito por Juan Pablo y está basado en los rituales, costumbres y leyendas urbanas de Tehuantepec.
Está inspirada también en lo que provoca habitar la arquitectura monumental de alguna de las casas de Tehuantepec que aún sobreviven hieráticas sobre sus columnas redondas, también me interesaba recrear la sensación de la languidez y zozobra que emana de Tehuantepec y el transcurrir de su tiempo específico.
Todas estas ideas fueron sintetizándose en la idea circular del ombligo, que en la región los suelen enterrar en los patios de las mismas casas donde se nace. Ahí encontré un ritual que podía provocar todo lo que se muestra en Xquipi.
El cineasta dijo que cuando decidió hablar y contar de Xquipi, pensó en la región del Istmo, y la dedicó a la mujer de su tierra, la tehuana, a la hierática y monumental.
Juan Pablo explicó que desde el cine resiste con la ayuda de su familia y desafortunadamente de los trabajos mal pagados y pocos negocios de emprendimiento.
“Yo tengo un depósito dental junto a mi novia que es diseñadora de vestuario. En verdad se resiste por el amor al cine, por la obsesión también”.
Explicó que cada vez hay más oportunidad de emprender como cineasta en cualquier parte del mundo a través de la imagen digital.
“Hoy en día es posible hacer películas con cualquier cámara y micrófono que se tenga a la mano, siempre y cuando estén planteados sobre una idea sólida, sin embargo la vida cotidiana del cineasta es incosteable si uno pretende tener una retribución con nuestro trabajo”.
Recalcó que “Nadie paga para ver un cortometraje. A veces como pintor o artista plástico o gráfico tienes la oportunidad de vender tu obra a algún coleccionista o a una galería, pero como cineasta no. Un cortometraje se queda en un puñado de proyecciones en algún festival mientras el trabajo que implica realizarlo lleva meses o años, incluso deja deudas enormes”.
Juan Pablo esta feliz con este reconocimiento y actualmente labora en su primer largometraje de ficción, que lo hace con el apoyo de Louise Riousse, una productora francesa que co produjo la película Tótem, la cual ganó el Ojo en Morelia, pero en la categoría de largometraje.
Dijo que está trabajando en la elaboración de una carpeta para aplicar a fondos a través del Instituto Mexicano del Cine (IMCINE).
“Este largometraje está ligeramente inspirado en el Quijote de Cervantes, aunque todo gira en torno de la vida de un artista istmeño. Es una exploración del lenguaje cinematográfico y sobre todo en la estructura narrativa”.
Finalmente dijo que lo que más valora y aprecia es que su cine lo hace desde su tierra natal.
“No por nada hace casi cien años vino el que fue en su momento el cineasta más influyente del mundo, Sergei Eisenstein, a filmar por las calles donde crecieron mis abuelos”.