Aunque cada gato es único, con sus propios gustos y cosas que no les agradan, hay ciertas situaciones que la mayoría de los gatos quieren evitar, las cuales no deberías hacer, porque sino, te ganarás su rencor. Es importante que como dueño sepas que es importante que los felinos aunque son independientes, también precisan de amor y cuidados.
Los gatos tienen una sensibilidad extrema y sonidos como los fuegos artificiales, truenos, y el bullicio de las fiestas pueden ser particularmente perturbadores para ellos. Incluso un estornudo fuerte podría sobresaltar a tu mascota más tímido. Procura no hacer estos ruidos o no exponerlos a los altos niveles de sonido.
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¿Qué hacer para evitar que tus gatos se molesten?
Por naturaleza, los gatos son territoriales. Aunque algunos aprenden a compartir espacio, la presencia de otros gatos, especialmente en su entorno inmediato, puede ser una fuente de estrés. Mantener un equilibrio y tratar a todos los felinos por igual es crucial para su convivencia pacífica.
A muchos gatos no les gustan los viajes en automóvil, lo que se manifiesta en maullidos de desagrado o ansiedad. Aunque es difícil aliviar su malestar, comprender su aversión puede ayudarnos a ser más empáticos y evitar transportarlos así.
La limpieza es primordial para los gatos, especialmente cuando se trata de su espacio para hacer sus necesidades. Una caja de arena sucia no solo es desagradable para ellos, pues tienen una capacidad olfativa muy aguda, sino que también puede desencadenar comportamientos de evitación. Mantén aseados sus espacios.
No hagas enojar a tu gato
Algunos gatos se esconden o muestran ansiedad ante la presencia de personas desconocidas. Respetar su espacio y permitirles acercarse a su propio ritmo puede disminuir su incomodidad.
Al igual que nosotros, los gatos prefieren su comida fresca. Evitar dejar comida en su plato por períodos prolongados y mantener la higiene de sus recipientes son prácticas que garantizarán su apetito y bienestar.
Administrar medicamentos puede ser una experiencia desafiante tanto para el gato como para el cuidador. Buscar formas menos invasivas y más placenteras de administración puede hacer esta tarea necesaria más llevadera.
Entender y respetar sus preferencias y aversiones no solo previene el resentimiento, sino que también fortalece el vínculo entre gato y humano. La clave está en la empatía y en la adaptación a sus necesidades, asegurando así una convivencia armoniosa y llena de entendimiento mutuo.